A mis hijos y descendientes, o cualquier otro que diere con estas notas y quiera buscar el templo donde se dice que custodian los restos del último de los dragones.
(...)
No obstante, llegado a este punto, que no es difícil de alcanzar siguiendo los escritos de los exploradores antiguos, el viajero ha de saber que la entrada al templo se encuentra oculta al ojo humano por acción de una extraña suerte de conjuro de protección, de tal forma que su entrada pasaría desapercibida incluso a una distancia de tan sólo veinte pasos.
Sólo hay una forma conocida en que se puede burlar el encantamiento, y consiste en, pacientemente, buscar en el lago a una extraña criatura que allí vive y seguirla con disimulo, pues ella suele frecuentar los jardines del templo.
Tiene el aspecto de una rana, sólo que con una larga cola, y está toda hecha de un metal que parece oro. Bajo mi criterio, se trata de un ser accionado por mecanismos y, probablemente, la magia tambieén tenga algo que ver, y no tanto de un ser natural...
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