Y, entonces, oí hablar sobre Nanjing.
"Es posible que no exista un crimen que no se haya cometido hoy aquí"
"Este horror no tiene parangón en el mundo"
La imagen fue clara desde el principio: un ojo horrorizado, avasallador, con la escena reflejada en el Iris.
Empezó la fase de documentación; y entonces escuché hablar de la joven escritora que no pudo soportar las historias que había oído sobre aquella masacre y se suicidó; y, ya que aún no tenía un nombre para el cuadro, pensé hacerle un humilde homenaje utilizando el suyo. Cuando recordé cómo se llamaba, el círculo de la obra se cerró, y supe que tenía que pintarla.
Porque su nombre era Iris; Iris Chang.
A la memoria de Iris Chang, por cuya obra conocimos la masacre de Nanjing.
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